domingo, 7 de marzo de 2010

Jerez… de los Caballeros.



Los pueblos de España son ricos en Historia y en algunos casos su historia es capaz incluso de cambiar el nombre de un pueblo como es el caso de Jerez de los Caballeros (Badajoz).
Conocida en la antigüedad como Ceret fue fundada por los fenicios. Ceret significa ciudad. Fue un importante centro comercial y minero de hierro y cobre. Mas tarde paso a dominación romana (se llamó Jerez o Caeriana) y posteriormente a manos musulmanas denominándose Xerisa.
La historia que queremos contaros se remonta a la época de la reconquista. En el año “de nuestro Señor” 1.230 el rey Alfonso IX de León aceptó contar entre sus filas militares a la prestigiosa orden de los Pobres Caballeros de Cristo u Orden del Temple fácilmente reconocibles por su famoso hábito blanco con la cruz roja en el pecho.
El objetivo del rey era la reconquista de la importante “villa de Xeres”. Aquellos caballeros Templarios antaño dedicados a proteger los caminos que llevaban a Tierra Santa y más tarde consagrados en las cruzadas contra los infieles como es el caso. Ayudaron con su poder militar a la reconquista de esta importante villa.
Tras la victoria, el rey Alfonso IX ofrece la custodia de la ciudad a los caballeros Templarios y desde entonces pasó a llamarse Xeres de los Caballeros.
Los caballeros la engrandecieron e hicieron de ella una de sus mejores posesiones. Su importancia incluso hace dudar si la cabeza de la Orden del Temple de León se encontraba en Zamora o en Jerez de los Caballeros.
El trabajo de los caballeros se centró en proteger la ciudad de las sublevaciones de los infieles a la vez que construyeron edificios que dan al pueblo su aspecto señorial.
Debido a un complot internacional sobre la Orden del Temple por el rey de Francia Felipe II, cuyas deudas con los templarios eran millonarias. Y es que la orden había pasado de ser militar a convertirse en la banca de peregrinos y monarcas. Proporcionándoles a la Orden unos beneficios económicos y de poder increíbles. Y claro, el poder de estos caballeros los convertía en potencialmente peligrosos para las Coronas de Europa.
El monarca francés, dispuesto a terminar con los caballeros templarios, tejió un plan para disolver la orden a la vez que sus deudas y de paso apoderarse de sus riquezas.
Acusó falsamente de herejía a los caballeros del Temple y el papa Clemente V en el año 1.312 dio por finalizada la labor de la orden y decretó a los reinos cristianos que obligaran a los Templarios a renunciar a la orden y entregasen sus posesiones.
El castigo por rebeldía era la muerte pero muchos Templarios se resistieron como fue el caso de los miembros del Temple de Jerez de los Caballeros.
Al menos una treintena de templarios se declararon en rebeldía y fueron acorralados en la fortaleza por el ejército del Rey Fernando IV de Castilla. La fortaleza pronto fue tomada por el numeroso ejército y a los templarios no les quedó más remedio que amotinarse en la torre del Homenaje de la fortaleza esperando el cruento desenlace. El ejército entró en la torre y los caballeros subieron a su parte superior quedando a expensas del ejército. Los bravos caballeros fueron degollados y arrojados al vacío desde la torre. Cuenta la tradición que el suelo del perímetro de la atalaya se tiñó de sangre y desde entonces se conoce a la torre del Homenaje como Torre Sangrienta.
Una vez eliminados los templarios, los bienes de la Orden del Temple pasaron a manos de la Corona y Xerez de Badajoz quedó a cargo de la Orden de Santiago.
Según cuenta la leyenda el alma de los últimos caballeros aún reside en el interior de la torre y pueden ser percibidos en las noches sin luna. Cuentan que se pueden oír los silbidos de los templarios llamando a sus caballos para partir a Tierra Santa para defender a los peregrinos y cumplir así su juramento. Incluso se dice que pueden ser oídos los relinchos de sus caballos.
Quedó reflejado en los versos del poeta Francisco Redondo:
“Por el tiempo maltratada,
por todos abandonada,
cumpliendo horrible condena.
Se ven en noches lluviosas,
vagar sombras misteriosas,
por sus quebradas almenas”.
Fuentes:
Libro: Extremadura Misteriosa – Juan Manuel Frías. Ed. Almuzara.

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