domingo, 7 de marzo de 2010

Historia de una calabaza


Cuenta la leyenda… que hace muchos, muchos años existió un granjero llamado Stingy Jack (tacaño Jack) famoso por ser despiadado, mentiroso, embaucador… hasta con sus propios vecinos y amigos.
Un día, el demonio mismo decidió acudir a comprobar si el rumor de tan negra alma era cierto. Disfrazado de humano, bebió junto al ignorante Jack durante largas horas y cuando lo hubo comprobado por si mismo reveló a Jack su verdadera identidad. Cuando Lucifer le dijo que venía a llevárselo para pagar por sus pecados, Jack le pidió “una ronda más juntos” como última voluntad. El Diablo se lo concedió pero al ir a pagar ninguno de los dos tenía dinero, así que Jack retó a Lucifer a convertirse en una moneda para pagar la ronda y demostrar sus poderes. Satanás lo hizo, pero en lugar de pagar con la moneda Jack la metió en su bolsillo, donde llevaba un crucifijo de plata. Incapaz de salir de allí el Diablo ordenó al granjero que le dejara libre, pero Jack no lo haría a menos que prometiera volver al infierno para no molestarle durante al menos 10 años.
Pasaron los 10 años y el Diablo volvió para llevarse a Jack con él. Jack pidió de nuevo un último deseo: que el Diablo cogiera una manzana situada en lo alto de un árbol para así tener su última comida antes de su tormento. Lucifer accedió, pero cuando estaba en el árbol Jack talló una cruz en su tronco para que no pudiera escapar, asegurando que solo lo liberaría si nunca más volvía a reclamar su alma para el inframundo. Satanás accedió y Jack se vio libre de su amenaza.
Pocos años después, seguramente debido a sus excesos, Jack murió. Ya se preparaba para ir al cielo cuando fue detenido en las puertas de San Pedro, impidiéndosele el paso pues no podían aceptarle por su mala vida pasada, siendo enviado al Infierno. Sin embargo allí tampoco podían aceptarlo debido al trato que había realizado con el Diablo, y éste le expulsó de su reino y le condenó a deambular por los caminos con un nabo hueco con un carbón ardiendo dentro como única luz que guiara su eterno vagar entre los reinos del bien y del mal. Con el paso del tiempo Jack el Tacaño fue conocido como Jack el de la Linterna o "Jack of the Lantern", nombre que se abrevió al definitivo "Jack O'Lantern".
Pero ¿qué tienen que ver los nabos con las calabazas que anunciábamos en la entrada de hoy?
Pues resulta que los pobladores de las islas británicas, especialmente Irlanda, son descendientes de los celtas, por eso ahuecaban nabos y ponía carbón en ellos para iluminar, tal y como indicaba la tradición celta. Así le daban la bienvenida a sus seres queridos y a la vez se protegían de los malos espíritus. Pero cuando los irlandeses llegaron a América, conocieron las calabazas y se dieron cuenta de que estas eran mucho más grandes y fáciles de ahuecar, desde entonces ninguna persona ha crecido sin conocer un Jack-o-lantern.
Ésta es pues la razón de usar nabos (y más tarde calabazas, al ser más grandes y fáciles de tallar) para alumbrar el camino a los difuntos en Halloween, y también el motivo de decorar las casas con estas figuras horrendas (para evitar que Jack llamara a la puerta de las casas y proponer Truco o trato).
Pero si pensábamos que aquí terminan las curiosidades respecto a la calabaza, nada más lejos de la realidad. Aquí dejamos un poco de la historia de la calabaza en la civilización:
Las calabazas han estado envueltas en un halo de subsistencia, misterio y “magia” desde muchos años atrás. ¿Sabíais que ya en el año 5000 AC se cultivaba en diferentes lugares del mundo? Pues si. Aparece en el territorio que actualmente constituye México, antes de que aparecieran las civilizaciones conocidas como Olmecas, Mayas y Aztecas. Estas primeras culturas se asentaron en la zona y basaron su existencia en el cultivo de la calabaza, el maíz, las judías y los pimientos. Igualmente existen referencias arqueológicas de la misma época en el valle del Yangzi Jiang, en China, que nos hablan de una civilización que subsistió principalmente del cultivo de arroz y calabazas.
Cuando llegaron los colonizadores españoles, aprendieron a cultivarlo en su contacto con los nativos y después la trajeron a España, desde donde se extendió a otras zonas de Europa de clima templado o cálido. Existen muchas variedades de mayor o menor tamaño. Las variedades de menor tamaño, están dedicadas al cultivo del calabacín fundamentalmente y pueden cultivarse en cualquier parte del mundo, dado que aguantan cualquier tipo de clima.
Pero el alimento no ha sido la única función de las calabazas a lo largo de su historia.
En excavaciones de yacimientos prehistóricos se han encontrado también, restos de cucharas o recipientes realizados con corteza de calabaza.
Han sido utilizadas para realizar algunos instrumentos musicales antiguos (en la India se encontraron yacimientos de hace 4500 años, en los que aparecieron cascabeles realizados con calabazas vacías y en cuyo interior se colocaban semillas secas).

Sonajero de calabaza
Dentro de la música china tradicional, la calabaza era uno de los materiales utilizados en la fabricación de instrumentos. La carimba es un instrumento nicaragüense y costarriqueño, cuya caja de resonancia está formada por una calabaza.


Carimbas

En el birimbao, instrumento imprescindible en la disciplina de la capoeira, la caja de resonancia consiste en una calabaza.

Birimbao
El banjo primitivo, que fue importado desde África a USA por los esclavos africanos, tenía como base una calabaza.

Banjo
Las primeras maracas se realizaban atando un palo a ese fruto, en cuyo interior se colocaban semillas de plantas. (En realidad éstas ya derivaban de los sonajeros primitivos realizados con el mismo método).

Maracas

Sonajeros de deslizamiento
La calabaza, en definitiva, ha formado y forma parte del folklore tradicional de muchos pueblos:
  • Así tenemos las calabazas de Halloween con que hemos comenzado este artículo (casi toda la producción de Estados Unidos se destina a la fabricación de este tipo de linterna).
  • La calabaza para guardar vino, fue de los elementos que formaban parte del equipo de los peregrinos del Camino de Santiago.
  • En Haití, en el año 1800, estos frutos fueron declarados la moneda oficial del país (posteriormente, el “gourde” fue el nombre dado a la moneda de este país y esta palabra procede de la voz inglesa “Gould” que significa calabaza).
Bien, ya sabemos entonces que la calabaza, forma parte tanto de nuestra gastronomía como de nuestra cultura e historia, pero… ¿qué me diríais si os preguntara de dónde salió la conocida expresión dar calabazas a alguien/algo? Jeje…
¿Sabíais que en la Antigua Grecia se la consideraba anafrodisíaca? De esta manera, darlas equivalía a apagar el fuego de la lujuria evitando así los escarceos amorosos.
Durante la Edad Media, el clero recomendaba utilizar pepitas de calabaza durante el rezo para alejar los pensamientos impuros y lascivos; incluso se pensaba que mascar sus pepitas contribuía a cumplir el voto de castidad. La expresión siguió tomando forma en tiempos de Cervantes, en los que significaba "desairar" o "no conceder a alguien lo que pide", incluso comenzaba a utilizarse en el contexto del noviazgo.
En algunas zonas rurales de Cataluña, cuando el pretendiente no era del lugar, se le invitaba a comer a casa de la chica: si le ofrecían fuego para el cigarro significaba que la familia aceptaba el noviazgo; si se le servía un plato de calabaza, quería decir que el mozo no era bien recibido y se tenía que marchar!!
Menos mal que hoy en día podemos disfrutar de ricos platos de calabaza sin tener que salir corriendo!!

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