domingo, 7 de marzo de 2010

La nueva pandemia y no es la gripe.

Bastante común e incluso excesivamente frecuente, en mi opinión, es que en mi entorno laboral (y no laboral, pero sobre todo laboral) se mencione lo terrible de la adolescencia y los adolescentes. No me pondré a teorizar sobre el tema, sobre los motivos que pueden llevar a un “adolescente” a adquirir el rol que se le otorga por el hecho de llegar a una determinada edad, ni de la utilidad de ese “egoísmo” que se le presupone. Tampoco hablaré de la responsabilidad del adulto en todo este proceso, ni de la importancia de vivir la aceptación (entendiendo con esto el respeto hacia los procesos evolutivos de cada persona)… Pero si hablaré hoy de lo imprescindible, para mi, de la rebeldía que supuestamente les caracteriza y que en mi opinión estaría genial que caracterizase todas las edades.
Quizá en otras circunstancias no hablaría de esto, pero el otro día, leyendo una revista Discovery Salud, encontré un artículo sobre algo que ya había oído rumores hacía tiempo pero no quería creer. Y es que se ha declarado una nueva enfermedad. ¿Adivináis?
Venga, daré una pista… Es a nivel general, pero más concretamente para los adolescentes… ¿Lo tenéis? Exacto!!!!!! La REBELDÍA!! ¡En serio! ¡No es una broma aunque lo pueda parecer! Transcribo lo que la farmacéutica Cansen-Cilag dice al respecto: “consiste en un patrón de conductas negativistas, hostiles y desafiantes presentes de forma persistente durante al menos 6 meses. Dichas conductas incluyen discusiones con adultos rabietas y enfados, negativa a cumplir las normas establecidas o las ordenes de los adultos, mentiras, culpar a otros de malas conductas propias y resentimiento”
Si es que ya solo que lo hayan declarado una enfermedad te hace caer en ella de la rabia!! ¿o no? Lo llaman “Trastorno Negativista Desafiante o Trastorno Oposicionsta Desafiante” (TOD) y de este modo, todo rebelde es un enfermo según médicos, psiquiatras y claro, las compañías farmacéuticas que son las otras beneficiadas de todo esto… y es que, claro está, ya existe medicación para esta nueva “enfermedad” (¿acaso lo dudabais?). Pero no creáis que solo los adolescentes se ven perjudicados por tan absurda iniciativa, que ya aparece en “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (la biblia de la Psiquiatría). Podemos añadir a la lista los médicos que opten por la medicina natural y no estén conformes con la medicina tradicional, profesionales de la educación que opten por sistemas de educación alternativos como las escuelas libres, cualquier persona que tenga un comportamiento no sumiso, a los grupos sociales, económicos y políticos que lo permitan, cualquier persona con criterio propio y dispiest@ a lucharlo, cualquiera…
Curioso que todo esto surja justo en una época de crisis económica, que es uno de los activadores de la rebeldía de la población. Curioso también que sea en un momento en el que se vive el descrédito de los laboratorios con todas estas pandemias y vacunas que enriquecen a gobernantes. Pero más curioso aún… es que, si pensábamos que nos tomaban por tont@s si pensaban que no nos íbamos a dar cuenta de su intento de manipular a la población con todo esto… quizá os sorprenda descubrir que también para esto han tomado ya medidas, incluyendo otra “nueva enfermedad” que se llama incumplimiento terapéutico y que, como ya habréis deducido con el nombre, incluye a todas aquellas personas que se nieguen a medicalizar a sus hijos o medicalizarse ell@s mism@s. ¡Y se quedan tan anchos!
Vamos, que están intentando convencernos de que la natural rebeldía de niños, adolescentes y adultos (¿por qué no?) debe controlarse con ansiolíticos y antidepresivos. Aún habiendo reconocido que este sistema puede NO se termine con esa actitud (pero al menos están drogados y no molestan).
No digo que lidiar con la rebeldía sea tarea fácil, pero tratar de aplacarla mediante el estado de terror me parece la mayor de las bajezas posibles.
¡NO NOS DEJEMOS!

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