domingo, 7 de marzo de 2010

¿Pueden correr los elefantes?



Lo creamos o no, es un tema que mantiene bastante intrigada a la comunidad científica que trata con los animales, pues ya desde el 2003 y hasta ahora, se tienen constancia de estudios relacionados con esto.
Probablemente, si nos plantamos ante uno de estos paquidermos y observamos su enorme tamaño, lo más fácil sería pensar que es imposible que puedan correr. Sin embargo, si alguna vez hemos visto algún documental del que fueran protagonistas, seguro que vimos alguna escena en la que conseguían alcanzar altas velocidades. Entonces, ¿los elefantes corren o caminan? Pues bien, al parecer un equipo de científicos de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), ha estudiado los movimientos de los pa quidermos para averiguar si corren o caminan cuando se desplazan a gran velocidad. Para ello construyeron una plataforma de fuerzas (para medir las fuerzas que el suelo ejercía sobre los animales a medida que se movían) de 8 metros de largo y del tamaño de un elefante. Contaron además con cámaras de alta velocidad y ordenadores y con todo esto, allá que se fueros al Centro de Conservación de Elefantes de Lampang (Tailandia).
Después de que hasta 34 elefantes pasaran por la plataforma (desde un recién nacido de 870 Kilos, hasta un adulto de 4 toneladas), observaron que cuando los elefantes se desplazan a gran velocidad, las patas delanteras trotan, mientras que las traseras caminan muy rápido, resultando que los movimientos de los elefantes son “extremadamente económicos” desde el punto de vista energético.
Así pues, a pesar de los 25km/h o 40km/h que se ha comprobado que puede llegar a alcanzar un elefante, en realidad no corre si tenemos en cuenta la definición que, en nuestro caso, la RAE expone: “Andar rápidamente y con tanto impulso que, entre un paso y el siguiente, quedan por un momento ambos pies en el aire.”
Y es que los elefantes siempre tienen dos pies en el suelo cuando caminan rápido y tres si caminan más lento, lo que les permite un mejor equilibrio y estabilidad.


Papá Noel



Ahora que hace ya tiempo que pasaron las fiestas navideñas, con sus luces, su música, sus dulces, sus encuentros – reencuentros y también sus excesos… ahora que parecen tan solo un vago recuerdo, nos apetece tomar un pedacito de aquellos días y traerlo hasta la Web para compartirlo. Y es que parece mentira que la cultura navideña del consumo, esté originariamente basada en la imagen de Santa Claus (San Nicolás), que paradójicamente combatió con todas sus fuerzas y sus riquezas esta lacra con la solidaridad.
Hoy te invitamos a conocer la historia de Papa Noel, también conocido como San Nicolás de Bari y Santa Claus.
San Nicolás de Bari nació en el siglo IV en Pátarra, cuidad de Licia o Lycia (país de los lobos) en el Asia Menor (actual Turquía) en una familia adinerada de comerciantes. Son muchas las leyendas que han surgido a lo largo de la historia sobre sus hazañas. Así, por ejemplo, se cuenta que nada más nacer estuvo 3 horas de pie por respeto a la santísima trinidad, que los miércoles y viernes de ayuno para la iglesia oriental dejaba él también de mamar… y que siendo aun muy joven, cuando la terrible peste desoló la región, terminando incluso con la vida de sus padres, Nicolás comenzó a repartir su herencia altruistamente, hasta que fue sorprendido.
Nicolás tuvo conocimiento de un viejo y enfermo caballero que, no pudiendo casar a sus hijas por falta de dote, las iba a prostituir. Nicolás, dejó entonces una noche una bolsa llena de monedas de oro como para poder casar a una de las hijas. En las noches siguientes hizo lo mismo para las otras dos hijas, pero cuando fue a depositar la tercera bolsa, el padre de las pequeñas le sorprendió divulgando su caridad por todo Pátara y festejándolo cada año a modo conmemorativo, a pesar de los ruegos de Nicolás.
Se cuenta que es así como comienza la leyenda de San Nicolás y también su cruzada particular contra la esclavitud infantil.
Tras repartir su herencia, acude a Myra, a formarse con su tío obispo y a los 19 años se ordena sacerdote y al poco tiempo obispo (tras la muerte de su tío).
Pero al parecer, nada de esto hizo que se desviara de su afán justiciero y así nos cuenta otra leyenda que una vez, el gobernador Eustacio fue sobornado para condenar a tres inocentes y allá apareció Nicolás en el momento justo de la ejecución para detener al verdugo, poner en libertad a los prisioneros y hacer confesar su crimen al resignado y “arrepentido” Eustacio.
Reales o ficticias todas estas aventuras del Santo, se creó una tradición al respecto que consistía en la entrega de regalos una noche en concreto del año, aunque tal vez sorprenda saber que no se trataba de la noche del 24, lo que si se sabe es que ocupa lugar de primera línea en la vanguardia de las confrontaciones dogmáticas de la época: defiende el misterio de la Santísima Trinidad, alza la divinidad de Cristo frente a los arrianos y fustiga en nombre de la cristiandad los restos del culto pagano de Artemisa y de Apolo.
Pero ¿qué ocurrió con las tradiciones paganas?
Los niños italianos, por ejemplo, recibían sus regalos de una bruja buena llamada Befana. Según la leyenda, la bruja Befana, barría su casa cuando pasaron los Reyes Magos hacia el pesebre de Belén y la invitaron a ir con ellos. Al no acompañarlos, la Bruja sale cada año a repartir regalos en busca del Niño Dios, como acto de arrepentimiento.
En los bosques vascos quien venía con regalos era un gigante llamado Olentzero, y también carboneros, duendes, campesinos de barba blanca, botas altas y gorro de armiño eran los que regalaban cosas a los niños. No es extraño que el recuerdo de los milagros de San Nicolás entre los fieles cristianos sustituyera a las figuras paganas portadoras de regalos.
Ya en el siglo XVI los niños dejaban un zapato junto a la chimenea (que antiguamente era el símbolo del vínculo entre los dioses y los humanos). Estos creían que los dioses se dirigían a ellos a través de la chimenea, y que también San Nicolás se servía de este conducto para recompensar a los niños con obsequios. Las canciones se cantaban para complacer a San Nicolás, al igual que, antiguamente, se trataba de agradar a los dioses a través de la chimenea.
Por otra parte, en Europa surgió un movimiento paralelo a la creación de Papa Noel.
Tras la Contra Reforma católica (1545 – 1563), surgió la figura de Chritkind, el niño Jesús. Lutero había intentado sustituir al portador de regalos y se le ocurrió que nadie mejor que el propio niño Jesús, que repartía los regalos en Navidad. Pero solo consiguió su propósito parcialmente (por ejemplo en Alemania, la figura pasó de ser un niño a ser una mujer con una túnica blanca y velo largo). De cualquier manera, el despliegue de esta nueva tradición, obligó a San Nicolas a entregar sus regalos el día 25, en lugar de la víspera del día 6 como se venía haciendo (¿coincidencia o no la festividad de los Reyes Magos?).
COMIENZA LA APARICIÓN DEL PERSONAJE:
Fue el poeta y pastor protestante Clement C. Moore, quien describía un Papá Noel robusto y gordezuelo, vestido de rojo de los pies a la cabeza y silbando alegremente mientras atravesaba las nubes con su trineo tirado por renos y se hizo conocido en toda Europa en 1823 tras su inicial publicación en el Troy Sentinel.
San Nicolás se estaba esfumando de la mente de los niños de todo el mundo. Sólo sobreviviría en Holanda, que por aquellos días y lugares, lo representaba vestido con ornamentos eclesiásticos, barba blanca, montando en un burro y llevando un saco o cesta con regalos para los niños buenos y un manojo de varas para los niños algo trastos. Más tarde, hacia el siglo XVII, Comenzaron a mostrarle llegando en un barco llamado Spanje (España), esta vez con un caballo blanco, siempre acompañado por su fiel sirviente musulmán Zwarte Piet (Pedro el Negro), un siempre sonriente personaje que llevaba un saco lleno de golosinas, que era lo suficientemente grande como para que, cuando se quedara vacío, pudiera meterse en él a todos los niños que se habían portado mal durante el año llevándoselos a España (un castigo horrendo para la época, ya que estaban en guerra con el país).
Sin embargo, la aparición de Zwarte Piet en las leyendas de San Nicolas no perduró más allá de las fronteras de Holanda.
Su fiel sirviente musulmán Zwarte Piet (Pedro el Negro), de nacionalidad etíope era un huérfano que San Nicolás compró a algunos piratas de la época, para dejarlo seguidamente en libertad. Sin embargo, como el criado permanecía constantemente a su lado, San Nicolás decidió llevarlo consigo y educarlo.
Aproximadamente en 1624, emigrantes holandeses habían fundado en el continente norteamericano una ciudad, Nueva Holanda, que más tarde se denominaría Nueva York al pasar a manos inglesas. Los emigrantes holandeses se trajeron con ellos a su San Nicolás (Sinterklaas) y de ahí Santa Claus. Con ese nombre se extendió por todo el continente norteamericano, ocurriendo que, en este traspaso, Pedro el Negro, el fiel sirviente musulmán Zwarte Piet de Papa Noel, se quedó en el continente, ya que desapareció de los festejos posteriores.
El escritor Washington Irving, amante del folclore europeo, creó su Historia de Nueva York en 1809, en la que describía la supuesta llegada del santo, cada víspera de San Nicolás (6 de enero), ya sin ropas de obispo y omitiendo el caballo blanco para hacerlo llegar en un corcel volador. San Nicolás fue tan popular a raíz de este relato, que todos, incluso los colonos ingleses, festejaron ésta celebración holandesa. El nombre fue derivando de San Nicolás a Sinterklaas o Sinter Klaas hasta acabar siendo pronunciado como Santa Claus por los angloparlantes.
El siguiente paso en la transformación definitiva de San Nicolás en Santa Claus ocurrió el día 23 de diciembre de 1823, cuando apareció un poema en un diario de Nueva York, titulado Un relato sobre la visita de San Nicolás. En este poema se cambió el trineo tirado por un caballo volador por uno tirado por renos. Describiéndolo como un tipo alegre, rechoncho y de pequeña estatura, asemejándolo así a un gnomo. Y lo más decisivo, fue que Moore, el autor, situó la llegada de Santa Claus, en la víspera de Navidad. Santa Claus comenzaba a tomar forma y así lo mostró en sus ilustraciones de revistas el caricaturista político Thomas Nast, que añadió además algunos detalles de su propia cosecha como ubicar el taller de Santa en el polo norte y su vigilancia sobre los niños buenos y malos de todo el mundo.
El éxito fue arrollador y una nueva imagen de Santa Claus, vestido de rojo, con gorro y botas altas saltó a todas las revistas infantiles y periódicos de su tiempo. Nast debió basarse en los señores del invierno europeos porque su Santa Claus es absolutamente pagano, pero poco tenía ya que ver con San Nicolás de Myra y Bari.
Pero entonces… ¿Es una leyenda urbana el Papa Noel de Coca Cola? Pues en parte si y en parte no… en realidad, el último momento de inflexión en la evolución de Santa Claus, tuvo lugar con la campaña publicitaria de la susodicha marca de refrescos, en la Navidad de 1930.
La empresa publicó una imagen de Santa Claus escuchando peticiones de niños en un centro comercial. Aunque la campaña tuvo éxito, los dirigentes de la empresa pidieron al pintor de Chicago, de origen sueco, Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de Nast. Y así fue como Santa Claus perdió su aspecto de gnomo, ganando en realismo. Santa Claus se hizo más alto, grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y amables, y vestido de color rojo con ribetes blancos, que eran los colores oficiales de la marca. El personaje estrenó su nueva imagen, con gran éxito, en la campaña y el pintor siguió haciendo retoques en los años siguientes. Muy pronto se incorporó a sí mismo como modelo del personaje, y a sus hijos y nietos como modelos de los niños que aparecían en los cuadros y postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó entre 1931 y 1966 fueron reproducidos en todas las campañas navideñas que la compañía realizó en el mundo y, tras la muerte del pintor en 1976, su obra ha seguido difundiéndose constantemente.

¿Por qué los alimentos de “bajo contenido en grasas” causan obesidad?




Cuando existe algo tan masivo que llega a poner los pelos de punta, algo como la epidemia de obesidad que ataca actualmente a gran parte de la población, es difícil señalar y culpar a un sólo causante. Sin embargo se sabe que, curiosamente, el movimiento creado tiempo atrás de alimentos “bajos en grasas”, ha tenido gran parte de culpa de la epidemia.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el porcentaje de enfermedades cardiacas comenzó a incrementarse exponencialmente. En los años 70 un comité liderado por el Senador George McGovern dio a conocer un informe en el que se aconsejaba a los americanos que para bajar el riesgo de enfermedades cardiacas tenían que comer menos grasas.
En España aún se recuerda cuando nuestros médicos nos recomendaban no consumir aceite de oliva porque era malo para la salud, al ser el aceite una grasa.
Esta recomendación se basó en la evidencia que conectó la dieta y las enfermedades cardiacas.
Desafortunada e injustamente, el informe no individualizó en las grasas saturadas como las “malas de la película”, si no que generalizó diciendo que todas las grasas eran malas. Y éste fue el principio del movimiento “bajo en grasas”… y de la epidemia de la obesidad, resultando en especial interesante lo que ocurrió a continuación.
Al mismo tiempo que todo esto pasaba, los americanos comenzaron a comer más y más. ¿Casualidad? En realidad no, pero vayamos poquito a poco y más tarde contaremos por qué no fue una coincidencia.
Una vez que la grasa fue “identificada” como el principal culpable de las enfermedades cardiacas – un enorme caso de error en la identificación del culpable real – las empresas alimenticias entraron en acción. La carrera por vender alimentos “bajos en grasas” comenzó y con ello, la producción de alimentos bajos en grasa o sin grasa, llevando al mercado nuevos productos.
Esto hizo que la producción de alimentos diese un brusco giro, creando alimentos “que parecieran comida”. Se inventaron alimentos comestibles, fabricados y procesados con sustancias parecidas a los verdaderos alimentos, dando como resultado a idiotas experimentos que culminaron en productos como la margarina o el sirope de maíz (que tiene alto contenido en fructosa) y los aceites hidrogenados, para remplazar a las grasas saturadas.
Así es como llegó hasta nosotros la tempestad alimenticia de nuestros días, con sus miles de alimentos en sus miles de paquetes distintos pero con similares contenidos.
¿Habéis probado alguna vez uno de esos productos sin “grasas” ni azucares ni nada? Obvio resultará entonces si comentamos que si tenemos una empresa alimenticia y quitamos la grasa de los alimentos, necesitaremos forzosamente reemplazarlos por algo… si pretendemos que alguien le hinque el diente y conserve las ganas de volver a hacerlo.
Descubrieron entonces que para que la nueva comida artificial tuviera un buen sabor, no tenían que hacer nada más que añadirle azúcar. Por eso, hoy en día, nuestros mercados acumulan en sus estanterías un montón de productos bajos en grasas pero con mucho azúcar u otros tipos de edulcorantes como el sirope de maíz, que es mucho más barato y fácil de obtener que el azúcar. Tan fácil es, de hecho, que el sirope de maíz, alto en fructosa, empezó a aparecer en cientos o mejor dicho en miles de productos. Lo puedes comprobar leyendo los ingredientes de los productos. Suele venir como sirope de maíz o en inglés corn syrup, a menudo junto con otros edulcorantes.
Y aquí llegamos a lo que comentábamos al principio. Al mismo tiempo que esto ocurrió, se observó que la población americana empezaba a comer más y más. ¡E insistimos en que no es una coincidencia!
Si abres un paquete de azúcar y te dicen que lo comas quizás seas capaz de comer una cucharilla pero no más. Lo mismo ocurre con la mantequilla. Pero ¿y si los pones juntos, azúcar y mantequilla y haces un bocadillo con ello? Algo mágico ocurre porque está riquísimo. Combina azúcar y grasa y a cualquier persona de este mundo le gustará el sabor, porque todos los botones de nuestra evolución son pulsados. Y los fabricantes de alimentos lo saben. El ansia y los antojos por la comida son activados, la química del cerebro se dispara y literalmente podemos comer estas cosas hasta estallar.
Y lo hacemos.
El movimiento por los alimentos “bajos en grasa” coincidió con un enorme cambio en el proceso de creación de comida y los que producen y fabrican estos alimentos sólo viven con una finalidad: hacer que la gente coma más su productos y lo compren más (¡su prolífera economía depende de ello!). Así de fácil – crear combinaciones de azúcar con un poco de grasa, funciona realmente bien con la filosofía de los alimentos “bajos en grasa” y el sabor es maravilloso. Como no tienen mucha grasa los puedes comer, ¿verdad?.
Mientras tanto, la grasa uno de los macronutrientes que hace que te sacies y dejes de comer falta de la mayoría de alimentos que comes. Y comes más azúcar, el alimento que hace que incremente la ansiedad y los antojos por la comida, que ha hecho aumentar el tamaño de los platos. Nacen en los Estados Unidos entonces las comidas supergrandes para cubrir esa ansiedad por comer, trasladándose después al resto de países occidentales.
Las comidas “bajas en grasas” tienen mucho que ver pero no es la única razón del momento que vivimos, en que estamos más enfermos que antes, pero seguramente es uno de los mayores factores que lo han causado.

Jerez… de los Caballeros.



Los pueblos de España son ricos en Historia y en algunos casos su historia es capaz incluso de cambiar el nombre de un pueblo como es el caso de Jerez de los Caballeros (Badajoz).
Conocida en la antigüedad como Ceret fue fundada por los fenicios. Ceret significa ciudad. Fue un importante centro comercial y minero de hierro y cobre. Mas tarde paso a dominación romana (se llamó Jerez o Caeriana) y posteriormente a manos musulmanas denominándose Xerisa.
La historia que queremos contaros se remonta a la época de la reconquista. En el año “de nuestro Señor” 1.230 el rey Alfonso IX de León aceptó contar entre sus filas militares a la prestigiosa orden de los Pobres Caballeros de Cristo u Orden del Temple fácilmente reconocibles por su famoso hábito blanco con la cruz roja en el pecho.
El objetivo del rey era la reconquista de la importante “villa de Xeres”. Aquellos caballeros Templarios antaño dedicados a proteger los caminos que llevaban a Tierra Santa y más tarde consagrados en las cruzadas contra los infieles como es el caso. Ayudaron con su poder militar a la reconquista de esta importante villa.
Tras la victoria, el rey Alfonso IX ofrece la custodia de la ciudad a los caballeros Templarios y desde entonces pasó a llamarse Xeres de los Caballeros.
Los caballeros la engrandecieron e hicieron de ella una de sus mejores posesiones. Su importancia incluso hace dudar si la cabeza de la Orden del Temple de León se encontraba en Zamora o en Jerez de los Caballeros.
El trabajo de los caballeros se centró en proteger la ciudad de las sublevaciones de los infieles a la vez que construyeron edificios que dan al pueblo su aspecto señorial.
Debido a un complot internacional sobre la Orden del Temple por el rey de Francia Felipe II, cuyas deudas con los templarios eran millonarias. Y es que la orden había pasado de ser militar a convertirse en la banca de peregrinos y monarcas. Proporcionándoles a la Orden unos beneficios económicos y de poder increíbles. Y claro, el poder de estos caballeros los convertía en potencialmente peligrosos para las Coronas de Europa.
El monarca francés, dispuesto a terminar con los caballeros templarios, tejió un plan para disolver la orden a la vez que sus deudas y de paso apoderarse de sus riquezas.
Acusó falsamente de herejía a los caballeros del Temple y el papa Clemente V en el año 1.312 dio por finalizada la labor de la orden y decretó a los reinos cristianos que obligaran a los Templarios a renunciar a la orden y entregasen sus posesiones.
El castigo por rebeldía era la muerte pero muchos Templarios se resistieron como fue el caso de los miembros del Temple de Jerez de los Caballeros.
Al menos una treintena de templarios se declararon en rebeldía y fueron acorralados en la fortaleza por el ejército del Rey Fernando IV de Castilla. La fortaleza pronto fue tomada por el numeroso ejército y a los templarios no les quedó más remedio que amotinarse en la torre del Homenaje de la fortaleza esperando el cruento desenlace. El ejército entró en la torre y los caballeros subieron a su parte superior quedando a expensas del ejército. Los bravos caballeros fueron degollados y arrojados al vacío desde la torre. Cuenta la tradición que el suelo del perímetro de la atalaya se tiñó de sangre y desde entonces se conoce a la torre del Homenaje como Torre Sangrienta.
Una vez eliminados los templarios, los bienes de la Orden del Temple pasaron a manos de la Corona y Xerez de Badajoz quedó a cargo de la Orden de Santiago.
Según cuenta la leyenda el alma de los últimos caballeros aún reside en el interior de la torre y pueden ser percibidos en las noches sin luna. Cuentan que se pueden oír los silbidos de los templarios llamando a sus caballos para partir a Tierra Santa para defender a los peregrinos y cumplir así su juramento. Incluso se dice que pueden ser oídos los relinchos de sus caballos.
Quedó reflejado en los versos del poeta Francisco Redondo:
“Por el tiempo maltratada,
por todos abandonada,
cumpliendo horrible condena.
Se ven en noches lluviosas,
vagar sombras misteriosas,
por sus quebradas almenas”.
Fuentes:
Libro: Extremadura Misteriosa – Juan Manuel Frías. Ed. Almuzara.

La corteza de pino para tratar la retinopatía.




Pycnogenol®, un extracto patentado de la corteza de pino (pinus pinaster), podría ayudar a prevenir los problemas visuales asociados a la diabetes, según un artículo científico.
Una de las complicaciones más comunes en la diabetes es la retinopatía diabética. La retinopatía puede resultar en la perdida parcial o total de la vista. Esta enfermedad ocurre cuando los minúsculos vasos sanguíneos de la retina (localizados en la parte posterior del ojo) se dañan. Los vasos sanguíneos aportan a la retina el oxígeno y alimento que necesita. Cuando la retinopatía avanza, debido a la falta de oxígeno se generan nuevos vasos sanguíneos para poder seguir alimentando a la retina pero estos vasos crecen de una forma desordenada produciendo el efecto contrario y dañando más a la retina y empeorando la visión. De hecho, la retinopatía diabética es la principal causa de ceguera en los adultos americanos.
Un primer estudio sugiere que el Pycnogenol® puede ayudar a prevenir o disminuir la progresión de la retinopatía diabética. Se ha teorizado que compuestos en el Pycnogenol® pueden pegar las proteínas en las paredes sanguíneas para crear un efecto de cierre hermético. Sin embargo, los resultados son limitados por el número pequeño de personas en el estudio y la metodología.
El estudio incluyó a 46 pacientes con diabetes y en estadios tempranos de retinopatía. En este estadio, hay solo pequeños poros en los vasos sanguíneos dentro de la retina, y el daño es frecuentemente reversible. Los niveles de glucosa fueron bien controlados con medicación antidiabética. Los participantes fueron escogidos al azar y les dieron 159 miligramos de Pycnogenol® y a otros un placebo diariamente durante tres meses.
Al final del estudio, los pacientes del grupo que tomaron Pycnogenol® subjetivamente tuvieron una significativa mejora en la visión de 14/20 al principio del estudio pasaron a 17/20 después de la suplementación.
El tratamiento con Pycnogenol® también mejoró significativamente el hinchazón en la retina y la velocidad del flujo sanguíneo en los vasos sanguíneos de la retina.
Ningún efecto beneficioso se halló en el grupo control que tomaba el placebo.
Los autores sugieren que estos efectos beneficiosos pueden ser debidos al efecto antioxidante, anti-inflamatorio y los efectos protectivos de los vasos sanguíneos del Pycnogenol®.
Aunque es prometedor, son necesarios estudios adicionales para determinar la efectividad del Pycnogenol® en la retinopatía diabética.
Otras sustancias que contienen proanthocianidinas oligomericas (OPCs) que son antioxidantes han demostrado también prometedores resultados en la retinopatía diabética como son el vino tinto, las uvas y las semillas de uvas, el cacao, los arándanos, y las manzanas.

Las grasas y la colitis ulcerosa.





Según las últimas investigaciones se ha relacionado la ingesta de grasas “malas” con el riesgo a desarrollar una enfermedad inflamatoria intestinal llamada colitis ulcerosa.
La colitis ulcerosa causa constante diarrea, dolor abdominal, disminución del apetito y pérdida de peso. Aunque la causa para los investigadores es desconocida, sospechan que la enfermedad tiene una compleja interacción de factores, incluidos el sistema inmunológico y la alimentación.
Los investigadores analizaron datos de más de 200.000 adultos que participaron en una investigación europea de cáncer y nutrición (EPIC). Los participantes completaron cuestionarios de hábitos alimenticios y fueron monitorizados en el desarrollo de la colitis ulcerosa.
Durante el periodo de cuatro años de seguimiento, 126 personas desarrollaron colitis ulcerosa.
Una dieta rica en ácidos grasos poliinsaturados del tipo omega-6 llamado ácido linoleico está asociado con un incremento del riesgo de la enfermedad. El ácido linoleico se encuentra en margarinas, carne roja y aceites calentados. Los autores encontraron que las personas que comían más ácido linoleico (13-38 gramos al día) eran 2,5 veces más propensas a desarrollar colitis ulcerosa que los que comían cantidades de entre 2-8 gramos diarios.
Esto es así, porque el cuerpo convierte el ácido linoleico en ácido araquidónico, que es transformado en moléculas que promueven la inflamación. Un elevado número de estas moléculas pro-inflamadoras se han encontrado en el colon de pacientes con colitis ulcerosa.
Por contra, la alta ingesta de ácido docosahexaenoico (DHA), un ácido graso de tipo omega-3, está relacionado con un bajo riesgo de padecer colitis ulcerosa. Este ácido graso se encuentra en la grasa de los pescados azules y los suplementos de aceite de pescado. La gente que comía más DHA tenían un 77% menos de probabilidades de desarrollar colitis ulcerosa.
Sin embargo, son necesarios más estudios para comprender completamente la relación tan fuerte que existe entre las grasas y la colitis ulcerosa.
Habitualmente, para paliar los efectos de la colititis ulcerosa se utilizan medicamentos que son los anti-inflamatorios y los inmunosupresores que alivian los síntomas. Pero sería más lógico no abusar de las grasas omega-6 que producen sustancias pro-inflamadoras. En lugar de eso, lo que hacemos es tomar anti-inflamatorios por haber ingerido alimentos que promueven la inflamación. Al seguir tomando ese tipo de grasas, crean un círculo vicioso provocando que necesitemos los anti-inflamatorios continuamente, con los riesgos que tienen para la salud por sus efectos adversos.
Además hay evidencia científica que indica que varios tipos de probióticos pueden ayudar para prevenir recaídas de la colitis ulcerosa.

Lavados nasales continuos con agua templada y sal pueden incrementar las infecciones.



Nuevas evidencias siguieren que los lavados nasales pueden incrementar el riesgo de infecciones en los senos, sinusitis.
Lavados nasales de agua con sal templada son comunes para limpiar los senos nasales y ayudar a prevenir infecciones. Sin embargo, usar esta terapia frecuentemente puede no ser tan beneficiosa como se pensaba.
Los últimos estudios, presentados en la reunión anual del Instituto Americano de Alergia, Asma e Inmunología (ACAAI), incluyeron a 68 adultos que hicieron durante un año lavados nasales a diario y después de ese año dejaron de hacerlos. Estos pacientes fueron comparados con 24 pacientes de control que siguieron haciéndose lavados nasales a diario.
Los investigadores encontraron que el número de sinusitis disminuyó un 62,5% cuando los participantes dejaron de realizar lavados nasales. Además, después de parar los lavados nasales, hubo un 50% menos de sinusitis comparados con aquellos que continuaron con la terapia diaria.
Los mocos contienen importantes moléculas del sistema inmunológico que ayudan al cuerpo a pelear contra las infecciones y los lavados nasales eliminan los mocos. Los autores sospechan que esto puede ser la razón principal del incremento del riesgo de infección.
Los lavados nasales esporádicos tienen buenos efectos, los seres humanos los realizan desde hace muchísimo tiempo como las teteras neti utilizadas en ayurveda y yoga en la India, el problema viene cuando se abusa de ello, como con cualquier otra terapia en la que eliminamos las barreras defensivas del cuerpo y nos hacen más vulnerables a las infecciones.